Corro para recordarme de donde vengo y hacia donde voy, corro para saberme parte de la naturaleza, corro para agradecer a mi cuerpo. Al correr encuentro un espacio similar a un santuario donde puedo sentirme en paz y libre, protegido por el movimiento.

Me inspira conocer nuevas y antiguas rutas, llegar a sitios remotos solo con el poder de la respiración y las zancadas, me inspira conocer gente en los senderos, me inspira conocer historias humanas y más que humanas. Me inspira e inspiro, el constante intercambio gaseoso con los árboles que me recuerda de la interdependencia, ahí me siento en casa.

De mi reloj me gusta todo, sobre todo poder registrar tantas aventuras llenas de memoria gracias a su precisión y larga duración de batería me lo puedo llevar por más de dos semanas y registrar continuamente sin miedo a perder la ruta por falta de energía. Me encanta su modo de navegación que me permite explorar lugares remotos sin perder el rumbo, me tranquiliza también en mi entrenamiento que me muestra mi saturación de oxígeno así como cansancio acumulado y ritmos de sueño. Todo esto me ayuda a conocerme mejor, desde ahí cuidarme y mejorar no solo deportivamente sino en mi salud general.